Sin embargo, estos
castigos se quedan cortos al lado de las grandes atrocidades que sufrían los
prisioneros en los Gulags.
Torturas,
ejecuciones públicas, abortos forzados, violencia sexual y hambruna
masiva eran muchos de los métodos que se usaban allí.
Tenían derecho a
matar a los prisioneros e incluso podían recibir recompensas por ello. Una práctica habitual era dejar escapar a
propósito a los prisioneros para matarlos y más tarde obtener la recompensa.
Había salas de
tortura con tanques de agua para sumergir a los prisioneros y ganchos en las
paredes para colgar a los internos del revés. Los prisioneros eran obligados a
mantener posiciones con los brazos abiertos hasta caer exhaustos. Estas
posiciones llevaban nombres como " la balanza, el avión, la moto".
También, eran colgados del techo con las manos hacia atrás en la llamada “tortura de la paloma”, y los guardias, que
se divertían ante estas situaciones, pegaban en el pecho a los prisioneros
hasta que vomitaban sangre.


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